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miércoles, 11 de noviembre de 2009

2 troncal

Me encanta andar en micro.
Me subo, saludo, pago, me siento, espero, observo, me paro, me bajo.
¿Qué es lo que me gusta tanto entonces?
Creo que es el hecho de que por un minuto en el día nada depende de mí.
Por más que lo desee o necesite, la micro no va a andar más rápido o más lento, no va a parar donde yo quiera, ni saltarse el semáforo menos indispensable. Nunca sé quien subirá o bajará. Tampoco sé cuál asiento estará disponible (aunque prefiero el penúltimo del pasillo frente a la puerta trasera). Y aunque calcule más o menos, no sé cuánto me demoraré en llegar a mi destino…

Andar en micro es descansar y esperar; esperar y descansar.

1 comentario:

  1. ¡Que güena! Esta observación sí que me gustó. Quizás por eso es que soy peatón y me resisto a aprender a manejar...
    Voy a buscar un escrito de un insigne teólogo de la PUC de Chile (Jorge Costadoat: http://jcostadoat.blogspot.com/) de cuando era estudiante... "Ensayos de MICROteología para Santiago del Nuevo Evo".. seguro que te gustará.

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