No puedo creer que ya haya pasado un año.
Un año desde que llegaste a llenar mi vida de sonrisas, de abrazos y besos.
Eres lo más grande que tengo, siendo aun tan pequeñita.
En mi mente solo hay un pensamiento “¡No quiero que crezcas!”. Esas
palabras rondan mi cabeza todo el día como un eco. Y es que eres tan
perfecta así como estás, que me da miedo que cambies, que seas diferente
a lo que eres ahora, que el mundo te devore y corrompa tu pureza, tu
alegría, tu inocencia.
Sé que por
más que lo anhele, ese deseo no se cumplirá. Ya ha pasado un año como un
suspiro. Seguro que vendrá otro y otro y otro, sin que pueda darme
cuenta. ¿Qué hago contigo entonces? ¿Encerrarte aquí en tu pieza y
disfrutarte yo solo? No, no puedo privar al mundo de ti, del tesoro que
eres. Entonces ¿Por qué pensar que el mundo te corromperá y no pensar en
que tú lo puedes arreglar?
En este primer año de vida, hija, te
regalo el mundo, te lo regalo para que lo hagas brillar con esa sonrisa
maravillosa que tienes. Te regalo el mundo para que lo llenes de amor
con tu mirada única y transparente. Te lo regalo para que lo hagas
bailar con tus piecitos y tus deditos. Te lo regalo para que lo mejores
con todo lo bueno que hay en ti, porque yo me encargaré de protegerte de
lo malo que hay en él.
Sigue creciendo, Celeste. Mi amor por ti crece contigo.
Te amo.
Feliz cumpleaños