Me suele pasar que cuando camino por el centro de la ciudad descubro un mundo completamente nuevo si alzo la mirada hacia arriba.
No sé si seré sólo yo, pero creo que todos estamos acostumbrados a mirar hacia abajo o hacia adelante cuando recorremos la urbe, atentos a la gente, a los vendedores ambulantes, a algún "flaite" que me pueda asaltar, a alguna niña bonita con la que crucé miradas, al semáforo, a la tienda que busco... Sin embargo, en algún minuto de de creatividad, o de romper-con-la-rutina, o de descansar la mirada, o tal vez de preocupación por el clima, no sé, dispongo la mirada hacia arriba y noto que diferente es la ciudad sobre esos primeros pisos tan recorridos por mis ojos. Parece que estoy en otro lugar, mas sólo es que estoy en el mismo pero mirando hacia otro lado. Cosa que no acostumbramos a hacer muy seguido. Siempre es más fácil mirar hacia el mismo lugar.
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