Recuero haber comentado antes que me corresponde hacer "turno de pasillo" los días viernes en el Colegio para cooperar con la labor de los inspectores y con la disciplina de los muchachos.
A pesar del frío caminando en el pasillo de segundo ciclo (5° a 7° básico) los niños regalan experiencias maravillosas.
Hoy había algunos intentando entrar a la sala por una ventana abierta. A ninguno de ellos les hago clases. Cuando me vieron cerca se hicieron los desentendidos.
- ¿Usted tiene llaves de la sala?- preguntó uno.
- No, no tengo.- les respondo.- además que ustedes saben que no pueden entrar a la sala durante el recreo. Aprovechen de ir al patio a disfrutar, a correr, o jugar fútbol.
- Es que tenemos frío.- dijo uno de los niños.
- Pero, por eso, aprovechen de correr, o jugar a la pelota y así se les pasa el frío.
- No, no importa.
Prefirieron quedarse ahí.
Me di vuelta y caminé hacia otro lado y cuando miré hacia donde habíamos estado conversando noté que ya no estaban. Habían dos opciones: mágicamente habían adquirido unas enormes ganas de correr y jugar fútbol, o bien habían saltado por la ventana.
Los nombres en esta historia han sido cambiados para proteger la identidad de sus protagonistas.
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