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viernes, 30 de octubre de 2009

Descubriendo hacia arriba

Me suele pasar que cuando camino por el centro de la ciudad descubro un mundo completamente nuevo si alzo la mirada hacia arriba.
No sé si seré sólo yo, pero creo que todos estamos acostumbrados a mirar hacia abajo o hacia adelante cuando recorremos la urbe, atentos a la gente, a los vendedores ambulantes, a algún "flaite" que me pueda asaltar, a alguna niña bonita con la que crucé miradas, al semáforo, a la tienda que busco... Sin embargo, en algún minuto de de creatividad, o de romper-con-la-rutina, o de descansar la mirada, o tal vez de preocupación por el clima, no sé, dispongo la mirada hacia arriba y noto que diferente es la ciudad sobre esos primeros pisos tan recorridos por mis ojos. Parece que estoy en otro lugar, mas sólo es que estoy en el mismo pero mirando hacia otro lado. Cosa que no acostumbramos a hacer muy seguido. Siempre es más fácil mirar hacia el mismo lugar.

jueves, 29 de octubre de 2009

Semáforo en rojo

En la esquina de Las Águilas con Caupolican hay un semáforo que me llama profundamente la atención. Aunque indique verde para los peatones siempre aparece un auto de alguna parte para evitar que uno cruce... el aparato ese me obliga siempre a pasar corriendo ganándome un bocinazo o un susto por lo bajo.
Si el semáforo indica verde ¿por qué el resto de las cosas indican rojo?
Si el semáforo indica verde ¿por qué no puedo cruzar?

Dulce música falsa

Ayer salí de mi casa y llovía. Llevaba mi paraguas, mi chaqueta, mi mochila y en el bolsillo -como de costumbre- mi mp4. Lo sentí al meter mi mano en la cartera, pero algo sucedió al escuchar las gotas de lluvia sobre mi cabeza... Tuve que tomar una decisión: seguir escuchando esa anestésica música que oculta los verdaderos ruidos de la ciudad o arriesgarme al escándalo de las bocinas, murmullos, lluvia y crudos sonares desagradables, pero que son signo de la verdad.
No hago más que aventurarme en el camino de lo cierto, que genera dudas, que es frágil, pero que es la realidad: guardo mis audífonos y decido escuchar la canción más hermosa, la canción de la verdad. Y no es hermosa en sí misma, no es hermosa en su armonía musical, sus acordes acertados, sino en su sinceridad y autenticidad.

Y es que enfrentarse a la relidad siempre es un reto, siempre es más difícil y pudiera vivir la vida fingiendo otra vida de fantasía, pero ¿qué sentido tendría? ...probablemente ninguno.

Prefiero un ruido desagradable pero honesto, antes que una música que es morfina vital.

Todos sordos, todos solos

Hace unos días iba caminando a clases escuchando música con mi mp4.
Sin darme cuenta comencé a cantar en voz alta una canción. Obviamente me dio mucha vergüenza.
Cuando miré alrededor para ver si alguien se había dado cuenta, noté que todos iban escuchando música…

(12 de Octubre 2008, Temuco)