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lunes, 3 de junio de 2013

¡QUÉ ORGULLO!

Hace mucho tiempo que no escribía en este blog, pero -como verán- no significa que he dejado de escribir.

De hecho hoy le escribí esta carta a mis colegas de uno de los colegios donde trabajo. 
Espero que les guste. 
Espero no fallarme a mí mismo en todo lo que ahí propuse.
Espero, de corazón, nunca dejar de creer en mis estudiantes:

Queridos colegas. 

Me tomo la libertad de escribirles este correo a todos porque creo que es bueno para tenerlo como horizonte al terminar un trimestre y preparar el siguiente, y más aun porque siento un gran orgullo por cada uno de nuestros alumnos.

El viernes y sábado recién pasado fue la Colecta nacional de María Ayuda, una institución que acoge a gente de escasos recursos en diferentes hogares a nivel nacional. Acá en Temuco cuenta con un hogar de niñas adolescentes vulnerables y con uno de madres adolescentes vulnerables (y vulneradas, en algunos casos), este último fundado hace ya varios años.

Por vueltas de la vida estoy vinculado a muchas personas que trabajan en la fundación, y por lo mismo me pideron que los ayudara a buscar voluntarios para la colecta ya mencionada.

De forma espontánea acudí a algunos amigos y también a algunos estudiantes del Colegio que felices aceptaron... ellos corrieron la voz entre sus amigos de tal forma que esto se masificó en algunos cursos de la enseñanza media obligándome a hacer la invitación en casi todos los cursos con los que tuve clases la semana pasada.

El día sábado más de 30 estudiantes del Colegio Centenario salieron a las calles a pesar del frío, de la lluvia, de las vacaciones, a recolectar dinero para esta fundación. La directora del hogar estaba sumamente agradecida y me felicitó por estos muchachos solidarios (aunque el mérito no es mío). Ella estaba realmente feliz, porque el sábado muchos voluntarios fallaron y el CCT se convirtió en el motor de esta colecta que financia gran parte de los gastos de todo un año de María Ayuda.

Fui testigo de una Roumaly con el brazo cansado por el peso de su alcancía, o un Sergio que no cesaba de llamar a sus amigos para que lo acompañaran, o de una Trinidad que no dejaba de sonreir mientras realizaba su labor solidaria... Cabe destacar que muchos papás acompañaron a los niños en esta tarea haciendo de la colecta una instancia que, además, sirvió para fortalecer lazos familiares. 

Confío en que sus familias les han entregado valores como la fraternidad, la ayuda desintersada o la soldiaridad a estos jóvenes... pero no me cabe duda que muchos de uds. también lo han hecho y han regalado a ellos una potente conciencia social, un profundo espírtu de servicio y la capacidad de tomar la iniciativa necesarias para lograr este tipo de experiencias.

Quiero hacer extensivo -en primer lugar- ese agradecimiento que me hiciera la directora de Ma Ayuda, a cada uno de ustedes que llevan educando a estos muchachos desde hace muchos más años que yo. GRACIAS.

En segundo lugar, quiero proponerles como horizonte para el segundo trimestre este espíritu. A veces pensamos que nuestros estudiantes son flojos, o no les interesa nada... en alguna oportunidad incluso es probable que hayamos pensado que son "malos". Pero al ver esta actitud abnegada por el servicio a los más desvalidos, se me hace difícil pensar así...

Los invito a comenzar el segundo trimestre teniendo claro que ellos son buenos, que pueden ser y hacer lo que se propongan, y, sobre todo, pensando en que -en gran medida- depende de nosotros sacar lo mejor de ellos, porque en definitva, eso es educar.

¡Estemos orgullosos de ellos! ...y démoselo a conocer.

Perdón por extenderme tanto. Necesitaba contarles esto.
Que tengan unas hermosas vacaciones.


1 comentario:

  1. Pues muy buena carta, a veces tildamos a la juventud de algo que no es verdad, lo único que necesitan es motivación y decirles, que si que pueden. Un abrazo

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