Caminamos muchos kilómetros al sol y con la mochila en los hombros.
El pavimento era nuestro compañero.
El viento frío, nuestro único descanso.
Las piedras en el camino, un detalle.
El sudor, una costumbre.
El respiro, una utopía…
Y ahora que estoy en casa, quiero caminar nuevamente. Mis zapatos no quieren tregua.
Gracias a Felipe por la foto. Me inspiró.
Para ti y para Felipe: gracias.
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